¡Preparad vuestras paletas de colores y pinceles porque os traigo una versión de Caperucita Roja que os va a dejar flipando! Nuestra protagonista, a la que llamaremos «Caperuñitas», era una influencer de nail art con miles de seguidores en Instagram. Un día, su abuela, una señora moderna y amante de las manicuras, le pidió que fuera a su casa para hacerle las uñas.
Caperuñitas preparó su maletín con los últimos esmaltes neón, pegatinas holográficas, purpurina galáctica y todo lo necesario para crear una obra de arte en las uñas de su abuela. Se puso su gorra roja de influencer y se dirigió a casa de su abuela en su patinete eléctrico.
Mientras iba por el carril bici, se encontró con Lobo, un chico con pinta de skater y unas uñas que parecían haber sido masticadas por un perro. Lobo le preguntó a Caperuñitas adónde iba y ella, ni corta ni perezosa, le contó que iba a hacerle las uñas a su abuela.
Lobo, viendo la oportunidad de ligar con una influencer, le sugirió a Caperuñitas que se tomara un selfie con él para sus redes sociales. Caperuñitas, encantada con la idea de ganar más seguidores, aceptó. Mientras tanto, Lobo aprovechó para correr a casa de la abuela.
Cuando Caperuñitas llegó a casa de su abuela, se extrañó al ver la puerta abierta. Entró y vio a su abuela en la cama, con unas uñas larguísimas y puntiagudas decoradas con calaveras.
«Abuela, ¡qué uñas más heavy tienes!», exclamó Caperuñitas.
«Son para darle un toque rockero a tu manicura, cariño», respondió Lobo disfrazado de abuela.
Caperuñitas se acercó a la cama y empezó a preparar sus esmaltes. Pero al ver las garras de Lobo, se dio cuenta de que algo no cuadraba.
«Abuela, ¿por qué tienes los ojos tan rojos?», preguntó Caperuñitas.
«Son lentillas de colores, cariño, para estar a la moda», respondió Lobo.
«¿Y por qué tienes la voz tan ronca?», preguntó Caperuñitas, cada vez más desconfiada.
«¡Es que he estado practicando mis tutoriales de nail art en YouTube!», gritó Lobo y se abalanzó sobre Caperuñitas.
Pero justo en ese momento, apareció el vecino de la abuela, un tatuador con un montón de piercings y unas uñas decoradas con llamas. El vecino, que también era fan del nail art, sacó su cortaúñas y le dio un buen corte a las uñas de Lobo, dejándolo sin armas y sin poder hacerle daño a nadie.
Caperuñitas y su abuela se abrazaron, felices de estar a salvo. Y como no podía ser de otra manera, Caperuñitas le hizo una manicura increíble a su abuela, con neones, pegatinas holográficas y purpurina galáctica. Incluso le hizo un diseño especial en una uña con la cara de Lobo, para que nunca olvidara esa aventura.
Y así, Caperuñitas aprendió que no hay que fiarse de los lobos con las uñas mordidas, y que siempre hay que llevar un buen kit de manicura a mano, ¡por si acaso!
¿Qué os ha parecido? ¿Os animáis a probar las últimas tendencias en nail art como Caperuñitas? ¡Dejad volar vuestra imaginación y cread vuestras propias obras de arte en vuestras uñas!